Hace unos días leí en el periódico uno de los artículos de Enrique Nieto donde nombraba esta receta, asi que le envié un correo para que me la contara y a continuación traslado su relato. Por cierto yo la cociné y nos chupamos los dedos, eso si estuve desde las 9 hasta las 14 horas cocinando.
Ahí va la receta. Te puede parecer pesada de hacer, pero no lo es: es divertida y un plato genial, en mi opinión.
En cuanto a las cantidades, yo lo hago a ojo, más o menos, una cosa que esté bien, según los comensales que tengas.
Bueno, comencemos: Lo primero que vamos a preparar son las albóndigas. Pones el bacalao a remojo el día antes para desalarlo. Cuando lo saques del agua, lo lavas bien bajo el grifo y lo secas con un paño. Luego lo desmigas procurando que no se te pase ninguna espina. Lo pones en un cuenco y le añades un par de ajos cortados muy pequeñitos (pero nunca picados) perejil y piñones. Echas en otro bol miga de pan, preferentemente del día anterior, y la remojas con leche. Mezclas el pan con lo otro. Bates huevos (depende de la cantidad de masa) y se los echas ( si te queda blando le pones pan rallado para que espese, si te queda seco, más huevo). Le pones sal (poca) pimienta y un chorro de limón. Lo remueves todo y lo pones en el frigo un rato para que los sabores se mezclen.
Segunda parte. Vamos a preparar el sofrito y la picada. Corta cebolla en trozos pequeñitos, una zanahoria en rodajas finas, y las pones en una sartén con el aceite correspondiente para un sofrito. Ponle también un par de ajos sin pelar cortados por el centro. Cuando esté transparente le echas el tomate (yo uso Hida frito) y una cucharada pequeña de pimentón. Enseguida lo echas a la olla para que el pimentón no se queme.
Pones la olla con agua, el sofrito y una pastilla de caldo (en el tema del agua, no te pases de cantidad, que quede lo normal en un potaje) Le pones un puñado de acelgas por comensal y patatas cortadas como para la comida –tres trozos de patata por plato está bien-. Dejas eso hirviendo lento y pasas a la picada.
Pones una sartén pequeña con aceite y a tu lado un mortero. Corta una rodaja fina de pan y fríela. La echas al mortero. Pon un par de ajos crudos y unas hojas de perejil, un poco de sal y unas hebras de azafrán de pelo. Machácalo todo. Fríe un huevo y échalo en el mortero. Machácalo con lo otro. Cuando está todo hecho una pasta, échale un chorro de vinagre y remuévelo. (A que mola esto de la picada. Bueno, pues es la clave del plato). Cuando lo tengas terminado, abócalo en la olla cuya cocción estará ya a la mitad.
Ahora, saca la masa de las albóndigas. Vas a freírlas. Haz las bolas no muy grandes. Pon dos o tres por comensal. Una vez fritas, las echas a la olla todas a la vez. Necesitan unos diez minutos de cocción.
Y, por último, echa los garbanzos precocidos, de frasco, la cantidad correspondiente para la gente que tengas a comer. Los dejas 5 minutos más y debe estar hecho el potaje. Lo pruebas varias veces para corregir de sal, no olvides que las albóndigas llevan bacalao.
Y ahora a ver si tienes cojones a pasarte una mañana haciendo el potaje, acho, tío.
En cuanto a las cantidades, yo lo hago a ojo, más o menos, una cosa que esté bien, según los comensales que tengas.
Bueno, comencemos: Lo primero que vamos a preparar son las albóndigas. Pones el bacalao a remojo el día antes para desalarlo. Cuando lo saques del agua, lo lavas bien bajo el grifo y lo secas con un paño. Luego lo desmigas procurando que no se te pase ninguna espina. Lo pones en un cuenco y le añades un par de ajos cortados muy pequeñitos (pero nunca picados) perejil y piñones. Echas en otro bol miga de pan, preferentemente del día anterior, y la remojas con leche. Mezclas el pan con lo otro. Bates huevos (depende de la cantidad de masa) y se los echas ( si te queda blando le pones pan rallado para que espese, si te queda seco, más huevo). Le pones sal (poca) pimienta y un chorro de limón. Lo remueves todo y lo pones en el frigo un rato para que los sabores se mezclen.
Segunda parte. Vamos a preparar el sofrito y la picada. Corta cebolla en trozos pequeñitos, una zanahoria en rodajas finas, y las pones en una sartén con el aceite correspondiente para un sofrito. Ponle también un par de ajos sin pelar cortados por el centro. Cuando esté transparente le echas el tomate (yo uso Hida frito) y una cucharada pequeña de pimentón. Enseguida lo echas a la olla para que el pimentón no se queme.
Pones la olla con agua, el sofrito y una pastilla de caldo (en el tema del agua, no te pases de cantidad, que quede lo normal en un potaje) Le pones un puñado de acelgas por comensal y patatas cortadas como para la comida –tres trozos de patata por plato está bien-. Dejas eso hirviendo lento y pasas a la picada.
Pones una sartén pequeña con aceite y a tu lado un mortero. Corta una rodaja fina de pan y fríela. La echas al mortero. Pon un par de ajos crudos y unas hojas de perejil, un poco de sal y unas hebras de azafrán de pelo. Machácalo todo. Fríe un huevo y échalo en el mortero. Machácalo con lo otro. Cuando está todo hecho una pasta, échale un chorro de vinagre y remuévelo. (A que mola esto de la picada. Bueno, pues es la clave del plato). Cuando lo tengas terminado, abócalo en la olla cuya cocción estará ya a la mitad.
Ahora, saca la masa de las albóndigas. Vas a freírlas. Haz las bolas no muy grandes. Pon dos o tres por comensal. Una vez fritas, las echas a la olla todas a la vez. Necesitan unos diez minutos de cocción.
Y, por último, echa los garbanzos precocidos, de frasco, la cantidad correspondiente para la gente que tengas a comer. Los dejas 5 minutos más y debe estar hecho el potaje. Lo pruebas varias veces para corregir de sal, no olvides que las albóndigas llevan bacalao.
Y ahora a ver si tienes cojones a pasarte una mañana haciendo el potaje, acho, tío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario